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viernes

HOMENAJE A MANUEL AZAÑA Presidente de la II República


4/4/09
El Ateneo Republicano Josefina Buil de Monzón participó en la primera de las dos jornadas de homenaje que varias asociaciones de republicanos españoles en el exilio francés le tributaban este fin de semana a Manuel Azaña, último Presidente de la II República Española que falleció en su exilio de Montauban donde se encuentra enterrado.
La delegación de Monzón se unió en el lugar de concentración a otros republicanos de la provincia llegados de Huesca; Circulo Republicano de Huesca y Robres, las asociaciones organizadoras, MER (Memoria España Republicana) Amicale de los Guerrilleros y distintas autoridades locales y regionales francesas y apoyada por multitud de organizaciones republicanas y por la recuperación de la memoria histórica de gran parte de la geografía del norte de España, catalanas sobre todo.
Los actos comenzaron con un desfile de todas las delegaciones republicanas en el que participaron unas quinientas personas con sus estandartes y banderas por las calles de Montauban hasta la plaza dedicada a Manuel Azaña que existe en la localidad.
Allí, tras unas palabras de bienvenida de José González, presidente de MER, tomó la palabra el ex-alcalde de la localidad, impulsor de la dedicatoria de la plaza al ex-mandatario español homenajeado, para agradecer la presencia de todos los asistentes a los actos organizados.
De allí salió la comitiva hacia el cementerio donde reposan los restos de Azaña al que se le tributó un sentido homenaje poético, musical y floral con la seriedad y la sobriedad que caracteriza los actos oficiales franceses.
Las organizaciones anfitrionas y las autoridades invitadas tomaron la palabra en una sucesión de muestras de recuerdo y respeto tanto a la figura de Azaña como al conjunto de protagonistas de un exilio que todavía no cuenta con el reconocimiento que se merece por parte de los sucesivos gobiernos democráticos españoles.
Por unos minutos el cementerio de Montauban se tiñó del tricolor de las banderas republicanas españolas y francesas. Los alrededor de 500 presentes asistieron en un respetuoso silencio al homenaje sólo roto por los aplausos a las intervenciones de los oradores y los vivas a la República.